Ayer 29M se celebró la octava huelga
general de la democracia española, esta vez protagonizada por la reforma
laboral aprobada por el Gobierno de Rajoy. ¿El resultado o consecuencias
políticas de la huelga? Lo veremos próximamente aunque voces del gobierno
anunciaron que no piensan cambiar “Un ápice de la reforma aprobada”. ¿La
participación o el éxito? Tenemos todas las versiones la del Gobierno, la de
los sindicatos, la de la policía, la de los propios manifestantes, la de los medios
de comunicación, lo de siempre vaya…Por eso, humildemente, yo también quiero
dar mi versión:
Empresarios y piquetes coaccionando
trabajadores, inmensos despliegues policiales, grupos violentos que aprovechan
cualquier ocasión para manchar y crispar el ambiente, gente que sólo ve esto y
entonces es que son los jóvenes, son los indignados…No generalicen, son unos
pocos que hacen mucho ruido no somos todos; las farolas encendidas
sospechosamente a plena luz del día en varias ciudades españolas, las redes sociales
repletas de enfrentamientos a favor o en contra de la huelga, mientras que otros se ríen de ésta
disfrutando de un día de fiesta o un puente; trabajadores que apoyan la huelga
pero que no la ejercen pues no
está la cosa como para perder dinero aunque sea por ejercer un derecho,
trabajadores que apoyan las reformas y acuden a sus trabajos a pesar de las
dificultades; los helicópteros las 24 horas del día sobrevolando la ciudad, las
sirenas no dejan de sonar…y así
discurre el día de huelga. ¿Para que queremos la huelga si la convertimos en un
enfrentamiento ideológico que saca lo peor de sindicatos, partidos, medios de comunicación y ciudadanos
de a pie?
Apoyo las huelgas y a los que se
manifiestan por la defensa de los derechos de los trabajadores y de los
estudiantes que últimamente parece que no tenemos derecho a manifestarnos cuando tenemos que
soportar a diario clases inmersas en un plan Bolonia relativo con más de 100 personas por clase en
universidades con cada vez menos profesores, entre otros problemas. Defiendo
una huelga sin banderas políticas y sindicales, sin intereses, con el único
objetivo de defender derechos fundamentales. Ya sé que suena utópico pero, ¿por
qué no?Ya no es cuestión de reforma laboral,
crisis económica, gobierno de izquierdas, derecha o centro. Hay algo más allá
en esta huelga: veo frustración,
incoherencia, ética y valores desvirtuados…creo que no sólo hay que trabajar en
las reformas políticas y económicas hay que ir más allá, y la educación (en
todos los ámbitos) es la base. Pero así todo soy optimista cuando veo acciones
que defienden derechos por encima de otros aspectos, ¿el ejemplo? Ayer fueron
muchos los juzgados que funcionaron como de costumbre, mención especial para
los de lo social donde acudieron como a diario (lo sé de buena tinta) jueces,
secretarios, asistentes judiciales, abogados (incluidos los de CCOO) para celebrar juicios sobre despidos y
prestaciones de la seguridad social a trabajadores que llevan esperando más de
medio año y que un parón les supondría otra larga espera. Otra forma de apoyar
sus derechos.
No
son buenos tiempos para los soñadores…
pero por algo se empieza.
I. Casanueva García.